jueves, 10 de abril de 2014

Ondas, móviles, antenas y cáncer

En numerosas ocasiones, y desde que tuve edad para asimilarlo, familia y amigos han caído en la trampa de lo que me gusta llamar "conocimiento fácil". No requiere conocimientos previos, viene en un formato llano y fácil de comprender, y es altamente improbable que tu interlocutor tenga los conocimientos, el espíritu crítico o las ganas para rebatirte. Y así, cual epidemia de gripe, se propagan y contagian con relativa rapidez entre la población más vulnerable: los monitos con poco pelo.
Pero vamos al grano, que es la relación entre las ondas electromagnéticas y el cáncer en humanos. No voy a detenerme en las características de las ondas, considerando que la Wikipedia lo explica mucho mejor que yo.



En general:
  • Las ondas electromagnéticas interactúan con partículas con carga, ya sea positiva o negativa.
  • Como sacos de compuestos químicos que somos, muchas de estos compuestos incluyen partículas cargadas.
  • En definitiva, interactúan con el cuerpo humano. Pero como todo, el veneno está en la dosis.
Podemos dividirlas en dos grandes grupos: ionizantes y no-ionizantes.
Las primeras son las peligrosas, mucha energía y poca distancia de penetración, lo que las hace capaces de dañar el delicado equilibrio en el que se encuentran nuestras moléculas de ADN (Estas son las culpables de las quemaduras por insolación y del cáncer de piel).
Las no-ionizantes, como mucho, calientan agua. Si les das potencia suficiente, puedes hervir agua o cocinar un buen filete. Al estar formados en un 75% (muy variable) de agua, estamos siendo calentados en este preciso instante por ondas de muy diversa procedencia, que disipan parte de su energía en nuestras acuosas carnes. Y como todos sabemos, el calor produce cáncer. ¿O no?
Las ondas capaces de atravesarnos (de microondas para abajo) causan efectos curiosos, como la inducción magnética de corriente. Estas corrientes podrían llegar a interferir con el sistema nervioso, el hormonal, y algún otro que se sirve de corrientes. Pero estamos en las mismas de siempre, necesitas un potencia bestial en la fuente para que este efecto sea siquiera medible, ya que por el cuerpo circula continuamente una densidad de corriente (cosas de la fricción). Y aún con una potencia bestial, la energía que disipan/llega a nuestro cuerpo es mínima.

Algunas de las potencias típicas con las que trabajam los cachivaches que nos provocan cáncer:
Estacíon base para teléfonos móviles: 10-50 W
Smartphone: 3-6 W (potencia que da la batería)
Router wifi: 100-400 mW
Microondas: 500-1500 W (Eso sin tener en cuenta que está diseñado para que no se escape potencia)

Al final, los únicos que sufrirán un aumento en sus probabilidades de desarrollar cáncer serán los que vivan cerca de las líneas de alta tensión. Pero no será por el campo magnético, ni por el efecto corona, ni por ninguna de las gilipolleces que dicen los de ecohippies. Será por los potentes herbicidas que se usan para que no crezcan árboles junto a las torres de alta tensión.

Los americanos lo tienen claro:
http://www.cancer.org/cancer/cancercauses/othercarcinogens/athome/cellular-phone-towers

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